El triangulo es la primera imagen que tiene una forma geométrica y visible. Es la union fiel de dos líneas que se unen por arriba formando su cúspide y encuentro. Se trata de la propia dualidad que se manifiesta en el mundo fenomenal, y que sin este encuentro de ambas modalidades de la Creación, se perderían sin remedio hasta el mismo infinito, como si de dos líneas paralelas se tratase. El triangulo pues, representa la figura que une la materia con el mismo espíritu en una misma objetividad. Este es el triangulo por lo tanto, la primera figura que tiene una forma visible.
Cuando juntamos por su base cuatro triángulos correspondientes a las Ciencias humanas relacionadas con la evolución, tales como son la Religion, el Arte, la Política y la Religion, nos encontramos con la Misma Pirámide, como primer el solido por excelencia relacionado con el progreso de la propia Humanidad, figura que se encuentra repartida en construcciones por casi todo el Mundo.
La misma pirámide es la que da origen al cuadrado, símbolo de la personalidad humana. El hombre esta íntimamente unido a la Pirámide, cuando comprende que desde su base misma, debe ir ascendiendo en sus facultades, estudiando y poniendo en la practica las cuatro caras de las Ciencias. La armónica escalada en el ascenso, estaría precedida de la mayor o menor fortuna de alcanzar la meta, si la balanza no esta equilibrada por su igualdad en los cuatro avances. El secreto de la buena marcha y el buen progreso, se encuentra en no perder de vista la verdadera Meta, que es Dios mismo, simbolizado en el punto de convergencia de arriba.
Platón expresó la misma idea en un par de líneas:
La luz y el espíritu de la Divinidad son las alas del alma. Lo elevan a la comunión con los dioses, por encima de esta tierra, con la que el espíritu del hombre está demasiado dispuesto a ensuciarse. Llegar a ser como los dioses, es llegar a ser santo, justo y sabio. Ese es el fin para el cual el hombre fue creado, y ese debería ser su objetivo en la adquisición del conocimiento de sí mismo.
El hombre encarnado en la materia, ansia elevarse hacia el origen de su existencia. Cada religion en la Tierra es una ayuda para con las diferentes mentalidades humanas y el comprender que todas son válidas en su momento histórico, denota un carácter mas libre y por lo tanto no critica ni piensa que su conocimiento es superior a los demás. Este carácter de librepensador es el mismo que denomino como Teosofía.
Dónde vives y la cultura que presencias, es muy importante para evaluar tu discernimiento sobre los misterios de la Vida. Por esto mismo. «¿Cuál es, entonces tu religión o tu creencia?», se nos pregunta. Teniendo en cuenta que el Arte de investigar las Cosas de Dios para hacerlas útiles y provechosas para la Humanidad, desde los puntos relacionados con todas las demás, como son la Ciencia, la Política, y la Religion estamos entonces ante la verdadera definición de la «Teosofía».
Porque si se nos pregunta —¿Cuál es tu estudio favorito? «LA VERDAD», respondemos,
La verdad dondequiera que la encontremos; porque tal como un antiguo Amonio Saccas, nuestra gran ambición sería reconciliar los diferentes sistemas religiosos, ayudar a cada uno a encontrar la verdad en su propia religión, obligándole a reconocerla también en la de su prójimo. Qué importa el nombre si la cosa en sí es esencialmente la misma? Porque también un Plotino, Jámblico y Apolonio de Tiana, tuvieron según se dice, el maravilloso don de una cierta profecía, de clarividencia y de curación, aunque pertenecían a tres escuelas diferentes aspiraban a lo mismo, a la union de lo mejor d nosotros con Dios.
La profecía era un arte cultivado por los esenios y los benim nabim entre los judíos, así como por los sacerdotes de los oráculos paganos. Los discípulos de Plotino atribuían poderes milagrosos a su maestro. Han afirmado lo mismo para Apolonio, mientras que Jámblico tenía la reputación de superar a todos los demás eclécticos en la teurgia teosófica. Amonio declaró que toda la sabiduría moral y práctica estaba contenida en los Libros de Thoth o Hermes Trismegisto. Pero «Thoth» significa un «colegio», escuela o asamblea, y las obras de ese nombre, según los theodidaktos, eran idénticas a las doctrinas de los sabios del extremo Oriente.
Si Pitágoras adquirió sus conocimientos en la India (donde se le menciona hasta el día de hoy en manuscritos antiguos con el nombre de Javanâchârya, el «Maestro Griego»), Platón obtuvo los suyos de los libros de Thoth-Hermes. El joven Hermes —el dios de los pastores, apodado «el buen pastor»— que presidía la adivinación y la clarividencia, se hizo idéntico al Thoth (o Thot), el sabio divinizado y el autor del Libro de los Muertos. Sólo la doctrina esotérica puede revelar a los investigadores serios lo concerniente a todas las Ciencias que ha trabajado y sigue trabajando el Hombre para su verdadera realización y encuentro consigo mismo.
En resumen. Cada país ha tenido sus Salvadores. Aquellos que disipan las tinieblas de la ignorancia con la ayuda de la antorcha de la Ciencia, revelándonos así la verdad, merece ese título como señal de nuestra gratitud, tanto como aquel que nos salva de la muerte sanando nuestros cuerpos a través de la Medicina. Tal persona despierta en nuestras almas aturdidas la facultad de distinguir lo verdadero de lo falso, encendiendo en ellas una llama divina hasta ahora ausente, y tiene derecho a nuestra reverencia agradecida, porque se ha convertido en nuestro creador. ¿Qué importa el nombre o el símbolo que personifique la idea abstracta, si esa idea es siempre la misma y es verdadera? Ya sea que el símbolo concreto lleve un título u otro, ya sea que el Salvador en quien creemos tenga por nombre terrenal a Krishna, Buda, Jesús o Esculapio —también llamado el «Dios Salvador» —, no tenemos más que recordar una cosa: los símbolos de la verdad divina no fueron inventados para la diversión de los ignorantes; Son el Alfa y la Omega del pensamiento filosófico.
Siendo la Teosofía el camino que conduce a la Verdad, en todas las religiones como en todas las ciencias, el ocultismo es, por así decirlo, la piedra de toque y el disolvente universal. Es el hilo de Ariadna dado por el maestro al discípulo que se aventura en el laberinto de los misterios del ser; la antorcha que lo ilumina a través del peligroso laberinto de la vida, para siempre el enigma de la Esfinge. Pero la luz arrojada por esta antorcha sólo puede ser discernida por el ojo del alma despierta, por nuestros sentidos espirituales; ciega el ojo del materialista como el sol ciega al búho.
Repito: es sólo la Teosofía, bien entendida, la que puede salvar al mundo de la desesperación, recreando la reforma social y religiosa realizada una vez antes en la historia por Gautama el Buda; una reforma pacífica, sin una sola gota de sangre derramada, que permita a cada uno permanecer en la fe de sus padres si así lo desea. Para hacer esto, sólo tendría que rechazar las plantas parásitas de fabricación humana que en el momento actual están asfixiando a todas las religiones y cultos en el mundo. Que acepte sólo la esencia, que es la misma en todos; es decir, el espíritu que da vida al hombre en quien reside y lo hace inmortal. Que todo hombre inclinado al bien encuentre su ideal, una estrella delante de él para guiarlo. Que lo siga sin desviarse nunca de su camino, y es casi seguro que alcanzará el «faro de luz» de la vida: la VERDAD; no importa si lo busca y lo encuentra en el fondo de una cuna o de un pozo.